Con el objetivo de lograr una neutralidad climática para el 2050, el Consejo Europeo acordó en 2021 una serie de medidas que incluían el mejoramiento en la eficiencia energética de los edificios – conocidas como el objetivo 55 –. Debido a que más de un tercio de los gases de efecto invernadero provienen de las construcciones, el organismo proponía renovar las infraestructuras energéticas de los edificios existentes para cumplir con normas mínimas de eficiencia.
La Asociación Europea de Casas Históricas (EHH por sus siglas en inglés) abogó por que esa normativa no se aplicara sin diferenciación alguna a los edificios históricos. Estos, en su mayoría, cuentan con algún tipo de protección por su relevancia patrimonial, lo que significa que no pueden ser modificados de la misma manera que un edificio moderno. En abril de 2024, el Consejo Europeo adoptó las directivas revisadas con las excepciones impulsadas por la EHH.
La publicación de estas directivas en el Diario Oficial de la Unión Europea contempla la decisión de cada Estado miembro de no aplicar las normativas de eficiencia a los edificios protegidos oficialmente por su valor arquitectónico o histórico, así como a los edificios patrimoniales que – al intentar cumplir la norma – alteren su aspecto de forma inaceptable o cuya renovación no sea económica o técnicamente viable.
Tanto las asociaciones nacionales de edificios históricos, como los dueños privados deben de estar conscientes de la existencia de esa excepción, con el objetivo que continuar protegiendo el patrimonio histórico privado.